lunes, 25 de noviembre de 2013

Instalar iWork... sin iWork en Mavericks

Con iWork me refiero a las aplicaciones Pages, Keynote y Numbers, que forman el equivalente al Office de Microsoft. Si tenemos Mavericks es bastante sencillo de instalarlas sin haberlas comprado.

He de decir que esta forma no es ilegal, sino más bien a-legal en el sentido de que nosotros no vamos a hacer nada especial para obtener dicho software, sino que vamos a aprovechar un hueco que Apple, parece ser que consciente de ello, no ha resuelto.

En primer lugar necesitamos un equipo con Mavericks. Al menos uno. Me refiero a que una vez obtenidas las aplicaciones, luego instalarán en cualquier máquina, pero el proceso debe iniciarse en un MAC con este sistema operativo instalado.

Dado que la actualización a Mavericks es gratuita, no hay nada que nos impida tener la última versión en nuestros equipos.

El primer paso consiste en conseguir una versión de prueba de iWork’s ’09. ¿Cómo? Pues eso es cosa tuya, no mía. En mi caso yo tenía un DVD de uno de mis equipos antiguos, pero sé fehacientemente que se puede obtener de sitios de descarga alternativos.

No, no pirata, sino lugares como CNET y similares. Es cuestión de buscar un poco. Yo no voy a poner un enlace aquí, pero sí que os digo que la descarga no es ilegal en el sentido de que no estamos obteniendo software pirata.

Una vez que tenemos dicho DMG lo instalamos. Nos da una fecha de caducidad o la opción de comprarlo, evidentemente no vamos a hacerlo.

Mi consejo es que si eres un fanboy de pro como yo, seguro que tienes por ahí un DVD con la demo, o se la puedes pedir a algún amigo.

Vale, ahora viene el truco del almendruco. Coge un vaso medio lleno de agua. Exprime un limón entero y pon algo de azúcar… no no, espera, esto va en otro sitio.

No tienes que hacer nada más que lanzar una aplicación cualquiera de las instaladas y esperar.

Al poco te saltará un aviso de actualización. Y ya está, ahora en la tienda tienes las versiones completas (y nuevas) de las tres aplicaciones. Y sin límite de tiempo.

Si tras el aviso de actualización no ves nada en la MAC App Store, no te preocupes. Ve a Preferencia del Sistema, Idioma y región, añade inglés como lenguaje por defecto y reinicia. Ahora, con tu MAC en inglés, verás las aplicaciones como compradas. Vuelve a repetir los pasos para dejar el idioma en tu lenguaje nativo y vuelve a reiniciar.

Las aplicaciones deben seguir ahí.

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De momento, nada indica que se puede repetir la misma cosa con el programa Aperture. Aquí la cosa es un poco más complicada porque al parecer necesitas la versión 3.0.3, que sólo está disponible en limitadísimos lugares, ninguno de ellos completamente fiables… aunque yo tengo un DMG de hace tiempo, así que estoy probando a ver en qué queda la cosa.

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¿Ilegal? No. ¿Alegal? Posiblemente sí, pero creo que tampoco. Me explico. Tu instalas una versión de prueba de un software que estás interesado en comprar. Mientras lo estás probando te salta un aviso de que existe una actualización, que haces. (El hecho de que en España haya que poner el sistema en inglés es incidental. En mi caso lo tengo así). 

Una vez actualizado descubres que la marca de caducidad se ha ido.

Te pones en contacto con el fabricante, se lo comunicas y no hace nada. Nos consta que Apple sabe qué y cómo ocurre (y seguro que sabe quiénes lo han hecho y quiénes no).

Sin embargo no pone los medios técnicos para evitarlo.

Por lo tanto, de ilegal nada.

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Siguiendo con el tema, ahora es momento de dejar limpio nuestro sistema. Tenemos que desisntalar las versiones antiguas, que siguen siendo demo. La solución más rápida es tirar a la papelera dichas versiones desde la carpeta correspondiente en Aplicaciones, pero eso deja el sistema un poco sucio.

Una solución alternativa es utilizar algo como Clean my Mac (que es el que yo tengo) y quitarlo todo. 

Luego vas a la tienda y reinstalas las versiones, que ahora están completamente limpias. Y si resulta que en al App Store siguen marcadas como instaladas, un reinicio del sistema es suficiente para que todo quede listo.

Y con eso y un bizcocho, hasta mañana a las ocho.